domingo, 16 de octubre de 2011

Aconcagua

¿Difícil encontrarle sentido a la vida?, Yo pienso que el sentido de la vida es que cada cual le de el sentido que quiere, que esta no tiene sentido. En ella nos encontramos con: el amor.
El amor, tan difícil como subir el Aconcagua. Se empieza de a poco, vas conociéndola, de a poco empezas a subir, cada paso: un reto. Pensas que tu vida esta en juego y te da miedo, pero le das para adelante porque ya sabias los riegos y estas dispuesto a llegar a la cumbre.
Ya vas por los 3.000 metros, te pesa el cuello, te duele la cabeza, es realmente un reto pero no te das por vencido, seguís, cada paso ya es mas difícil, comienzan los problemas, los dolores, se desprende el agua de la montaña y la recorre por toda ella, tal y como una lagrima por tu cara. Sentís que no llegas mas hasta esa cumbre tan esperada, pero el paisaje es tan hermoso y las ganas de llegar son tantas que no te importa el dolor, el sufrimiento y seguís.
Ya vas por los 5.900 metros, faltan a penas unos pocos, y te detenes, te pones a pensar, tu vida sigue en juego, esta asesina naturaleza podría matarte, ya no das mas, tanto luchar ya te canso, bajar los brazos seria casi un delito a esta altura, y ahí comienzan los miedos acerca de que te depara en los metros que faltan, que va a pasar cuando estes mas alto aún? tenés miedo, con 20º bajo cero, y unos 45º de calor de nervios, sentís que vas a explotar, la emoción, el dolor, la felicidad, y el llanto son tan poderosos unidos que tu cuerpo ya no responde por si solo, preferís no mirar atrás porque seria mas difícil todavía, entonces tomas valor, te secas las lagrimas, el sudor, volves tu mente en blanco, respiras esa brisa fresca, miras a la montaña, tan hermosa, tan única, tan llena de alegría y a la vez una completa asesina, que en cuanto lo desee puede hacer con vos lo que quiera, pero te deja avanzar, te deja creer que no va a pasar nada.
Sentís que pesas 5 veces lo que antes, los dolores son peores, pero seguís. Solo quedan 100 metros y te detenes nuevamente, los miedos vuelven a aparecer, la cumbre esta muy cerca tan cerca, que escuchas a el viento que te llama, te pide que sigas, que no te detengas pero la montaña otra vez con su mirada que lo dice todo.
Tu cuerpo completamente congelado, tu cabeza en blanco, hormonas alteradas, tus pies no pueden mas, tus rodillas ya se flexionan por si solas, parecen fuera de si, completamente destruido, dolorido, sintiendo a la muerte tan cerca que la punta de tu nariz puede rozarla.
No llegaste hasta ahi para no dar los últimos pasos, mas allá de todo lo que sufriste y ella te lastimo, Aconcagua, llegar a su cumbre, conquistarla, sentir que es solo tuya, es tu meta, y no vas a parar mas allá que una vez llegues a la cima, mueras.
Llegas, por fin estas ahí, recorriste 6.962 metros, conseguiste lo que querías, la conquistaste por ese momento es solo tuya, pero llega un momento en que hay que dejarla, tenes que aprender que nada es para siempre, así que te llevas tu mochila, todos tus recuerdos y te preparas para caer casi en picada, el dolor ya no se siente, sufriste tanto que ya se vuelve mínimo, la emoción del momento, la alegría de haber llegado con tanto esfuerzo bloquea cualquier sentimiento físico y mental, es todo tan hermoso, te sentis un rey, sentis mucho poder, que algo es solo tuyo, logras amarlo, te sentis... feliz. Aunque a estas alturas, ¿Qué es la felicidad hoy en día?.
Escalemos este Aconcagua juntos amor.

Dejar pasar los días como si uno fuera inmortal sólo denota poca inteligencia. La mediocridad de la paja mental conduce a pensamientos que nos hacen mal, pero a veces activar y ser productivo es más difícil que escalar el Aconcagua.

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